Después de reunirnos Esther, Rugile, Fernando, Patricia y yo en la cafetería de la Universidad, un lugar idóneo para la reflexión, estas son nuestras conclusiones:
Los alumnos tienen que estar motivados para llevar a cabo las tareas y ser persistentes para lograr cumplirlas, y así mostrar una disposición favorable para participar en las actividades planteadas en el aula.
Los profesores que también deben estar motivados y entusiasmados, deben utilizar un variedad de procedimientos para mejorar la motivación de sus alumnos ya que cada cosa que el profesor dice y/o hace, influye en su motivación por lo que debe decidir sobre el tipo y características de las tareas en función de los intereses de cada alumno. Igualmente deben logar la atención de su alumnado por ejemplo logrando una buena relación con ellos, escuchándoles, evitando la rigidez que en ocasiones marcan los currículos, implicando a los alumnos en su propio aprendizaje y fomentando el cooperativismo.
Además la motivación está relacionada con los resultados académicos ya que la falta de motivación se asocia directamente con el fracaso escolar.
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